perdido perro pequeño |
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-Sr Lancry?? El Doctor Mulloa me levantó suavemente de la sala de espera
y me condujo a su despacho.- Comenzó diciéndome que tenía una hija de mi edad,
y que iba a ser abuelo. Su tono era dulce, sus pausas profesionales y sus frases las envolvía
de confianza. -Parece que el líquido encefalorraquideo ha inundado las fosas
paranasales superiores me dijo sin pestañear. Su tono iba ganando en vigor y su discurso en elocuencia, Me sentía al aborde del abismo de la impotencia. ¿Quién me había puesto aquí, quién me había preguntado si quería vivir esta vida, y lo peor de todo quien me había colocado esta muerte. Era descorazonador pensar que lo único verdadero que podía
elegir, era el color de un sofá o el nombre de mis hijos. Me levanté y le dejé hablando de cualquier cosa, Hoy era el último día de mi vida; Sólo quedaba esperar. © David Bergel :: yambria :: barcelona :: 2004 |